A lo largo de los años acompañando a personas, he visto asombrada cómo construimos una especie de muro alrededor nuestro, que nos impide sentir (o nos permite sentir sólo dolor, tristeza) y que nos hace ver solo una parte muy pequeña de la realidad. Este muro está lleno de pensamientos, de palabras y de creencias acerca de lo que somos, de cómo somos, de cómo son los demás y de cómo nos relacionamos.

Este muro es como una venda en nuestros ojos. Y a menudo saltan flechas hacia fuera defendiendo lo que creemos que somos. Y está construido sobre todo a base de palabras.

También a lo largo de los años he aprendido que hay otra forma de entrar al corazón que está latiendo ahí dentro de ese muro. Es un camino desconocido para la persona, mientras lo transita no hay control. Es el camino de la creatividad, de hacer cosas con las manos, de plasmar en un objeto creado por la propia persona sus sentimientos, emociones, recuerdos. Y es curioso cómo en estos casos, cada persona va entrando poco a poco hacia su interior. Cómo aparecen imágenes, sensaciones corporales, sabores olvidados, luces que nos traen recuerdo de esto o aquello que ocurrió hace tanto, tanto tiempo, que ya lo había olvidado.

Y de este modo, cada persona va ampliando su mirada sobre sí misma, va viendo toda la extensión del paisaje, en lugar de ver sólo aquella piedra en el camino que me dolió. Con ello ve que hay otras formas de hacer, otras formas de entender.

Son talleres de una gran belleza. ¡Espero poder acompañarte en alguno de ellos! Me encantaría hacerlo y guiarte en tu viaje.

En febrero, dentro de “Sabiduría Ancestral” te presento el taller “Tejiendo nuestros sueños”. Si tienes previsto realizarlo, inscríbete cuanto antes, puesto que requiere de una preparación previa.

https://espiraldelmar.com/talleres-y-retiros/tejiendo-nuestros-suenos/