Ayer salimos al bosque del Montseny para preparar el taller de invierno. Al igual que hoy, la niebla envolvía la montaña, y dejaba una capa de rocío sobre cada arbusto, cada rama, cada hoja, cada pequeña flor. Salimos sin rumbo fijo, simplemente sintiendo el camino, oliendo el bosque, tocando las piedras, el musgo, escuchando los pájaros, el sonido de las ardillas. Oímos varias pisadas fuertes, potentes de animales, ¡y después vimos que se trataba de una piara de jabalíes! A ratos fuimos por el camino, a ratos monte a través, a ratos caminando, a ratos a cuatro patas para no perder el equilibrio, ya que no seguíamos ningún camino e íbamos entre tierra húmeda, piedras sueltas y montones de ramas secas.
Nos encontramos con las siguientes ‘señales’ que nos sugieren varias ideas a trabajar en el taller:
- Ramas con forma dragón, animal que está muy presente en nuestros recorridos por este amado bosque. Él nos lleva a la propuesta de trabajar en el taller con la idea de “domar al dragón que está en nuestro interior, él es nuestro maestro, él guarda el tesoro de nuestra esencia”.
- Una piedra con forma de cabeza de lobo. El lobo es el maestro, el que necesita estar solo para aprender y después volver a la manada y enseñar lo que ha aprendido.
- La piara de jabalíes, de nuevo el grupo y además la fuerza del jabalí para empujar, empujar…
- Los árboles sin hojas, arbustos secos, el rocío que fertiliza para que en primavera todo vuelva a resurgir.
- Las bellotas, semillas del roble que esperan pacientemente sobre la tierra el momento en el que pueden germinar como una nueva planta.
- Una hermosa ramita con forma de serpiente y una hoja seca en la cabeza, que reposa ahora sobre la repisa de nuestra chimenea. La serpiente, símbolo de la renovación, del ‘cambiar de piel’.
Mucha información hermosa para nuestro taller. Gracias. Ahó.