Hace unos años, cuando nacieron tus hijos/as, sentías que tenías toda la vida por delante. Durante los últimos años habéis compartido buenos momentos, y también días en los que de repente, ¡zas!, cuando te dabas cuenta había pasado el día, la semana e incluso los meses, sin apenas darte cuenta. En los que intentabas pasar el mayor tiempo posible en familia, disfrutar de ellos/as, de su niñez, de tu vida, de vuestra vida. En los que planificabais mil y unos momentos para compartir vuestro tiempo y hacer cosas bonitas juntos. Sentías el amor de tu hijo/a, su mirada hacia ti, sus abrazos…
Y de repente un día te da una mala contestación, con una cierta agresividad, que te sorprende. Haces un gesto como dando un paso atrás, y tus ojos se abren más de lo habitual por la sorpresa. ¡Oh, no!, piensas, ¿qué es esto?
Sí, ahí está. Esa es la primera señal. La adolescencia ha llegado a tu hogar.
PERO… ¿QUÉ ES LA ADOLESCENCIA?
La adolescencia es la etapa de la vida en la que las personas pasamos por una transformación tan grande, a todos los niveles, que solo es comparable a nuestro desarrollo en el útero materno.
Durante esta etapa se producen cambios en todos los niveles de la persona: físico, cerebral, emocional y social. ¡Gracias a todos estos cambios tu hijo/a se convertirá en una persona adulta sana y autónoma!
Y eso es fascinante y maravilloso, por una parte, pero por otra, duele y asusta un montón.
Duele que estén creciendo tan rápido. Duele pensar que un día no tan lejano, se irán de nuestro hogar para construir el suyo. Duele que cada vez parece que les importamos menos, y sus amigos les importan más.
Y, todo esto, ¿cuándo empieza? ¿Cuándo acaba la adolescencia?
La adolescencia empieza más o menos, a los 12 años, y acaba sobre los 24 – 25 años.
¡Sí, eso es! Aunque a los 18 años tu hija/o ya sea mayor de edad, ¡aún no es totalmente adulto! Aún necesita unos cuantos años más, para que su cerebro y su cuerpo crezcan y maduren en su totalidad. Por lo que, durante este tiempo, sigue necesitando tu acompañamiento, aunque de forma diferente a cómo ha sido hasta ahora. Esa es la clave, TE SIGUE NECESITANDO, AUNQUE DE OTRA FORMA.
¿POR QUÉ LA ADOLESCENCIA ES UNA ETAPA TAN DIFÍCIL?
Buff… hay tantos motivos. Pero antes de entrar en ellos, quiero contarte que al final del túnel hay luz. Y es que, tal y como te cuento en el siguiente apartado, la adolescencia es una gran oportunidad.
Entonces, ¿por qué es tan difícil?
Primero de todo, porque la tarea que le toca hacer al adolescente, sí o sí, es romper contigo. Necesita demostrarle al mundo y sobre todo a sí mismo, que puede tomar sus propias decisiones, que puede hacer las cosas por sí mismo/a, tener sus propias ideas, su modo de entender el mundo, su forma de vestir, sus gustos, su ideología… en definitiva, que ya no es un/a niño/a al que sus padres le dicen qué hacer, cómo ser y cómo comportarse.
Y que lo haga, que rompa contigo es muy saludable. Es más, si no lo hace, si sigue haciendo todo lo que le dices, entonces nos tenemos que preocupar.
Romper contigo implica enfadarse, discutir, decirte que no a lo que tú propongas, sea lo que sea. Y eso… duele.
Segundo, porque el adolescente necesita aislarse, pasar mucho tiempo en su habitación, dormir mucho, quedarse como si no se enterara… y los padres y las madres eso lo llevamos bastante mal. Nos da la sensación de que nos abandonan, de que ya no forman parte de la familia.
Tercero, porque antes nos admiraban, nos adoraban, y ahora de golpe y porrazo, nos han bajado del pedestal y nos hablan de tú a tú, cuestionándonos continuamente. Y eso, también duele. Te hace sentir como si ya no valieras tanto, como si a veces solo viera tus fallos, y estuviera continuamente ahí, metiendo el dedo en la llaga una y otra vez.
Cuarto, porque en ese querer demostrarse que son adultos, corren riesgos. Y esto nos espanta.
LA ADOLESCENCIA ES UNA GRAN OPORTUNIDAD
Para darle a tu hijo/a todo el amor que sientas que no pudiste darle durante su infancia: porque estabas agotado/a, estresado/a, porque aún eras inexperto/a como padre/madre; porque a veces, su forma de ser o lo que hacía despertaba en ti el enfado, o te agobiaba. Fuese lo que fuese, AHORA PUEDES CAMBIARLO.
Puedes hacerlo gracias a que su cerebro está cambiando. Ahora, si le entregas tu amor incondicional, si se lo muestras día a día, puedes ir llenando su saco de amor.
El saco de amor
A menudo explico a las familias que vienen a terapia, que todos/as tenemos un saco que necesita estar lleno de amor. Si sentimos que somos amadas/os incondicionalmente por nuestros padres, nuestra pareja, ese saco se llena, y entonces nos sentimos plenos/as y eso se refleja en nuestra forma de afrontar la vida y en nuestras relaciones.
Si el saco está casi vacío, sentimos que nos falta algo, que hay algo mal en nosotros/as, que no sabemos relacionarnos bien, que no somos suficiente.
Entonces, ¡ahora es fundamental que llenes el saco de amor de tu hijo/a! Al hacerlo, su cerebro cambiará la forma que tiene de mirarse a sí mismo y de ver cómo le miran los demás.
¿QUÉ NECESITA TU HIJO DE TI DURANTE LA ADOLESCENCIA?
- Que sigas estando ahí, que no tires la toalla.
- Que le demuestres que haga lo que haga, estás de manera incondicional ahí para él/ella.
- Que tras cada discusión, estés de nuevo ahí tendiéndole la mano.
- Que busques momentos de compartir los dos.
- Que le demuestres que te importa, que le amas por encima de todo.
- Que le permitas crecer, madurar y que estés acompañándole.
- Que entiendas que ya no es un niño/a, pero tampoco es una persona adulta.
- Que sepas que a pesar de todo lo que dice, todo lo que hace, SIGUE NECESITÁNDOTE A SU LADO, QUE SIGUES SIENDO LO MÁS IMPORTANTE PARA ÉL/ELLA.
¿QUÉ MÁS PUEDES HACER PARA CUIDAR VUESTRA RELACIÓN EN ESTA ETAPA TAN DIFÍCIL?
Si quieres entender a tu hijo/a adolescente y saber qué hacer en cada desafío que como familia se os presenta, te invito a participar en el taller el Desafío de la Adolescencia.
Por otra parte, si sientes que la situación ya es preocupante, y te sientes desbordado/a, entonces os pueden venir bien las sesiones de terapia.
Si necesitas contactar conmigo, puedes hacerlo por teléfono 629 63 25 60 o por mail espiraldelmar@gmail.com.
Con amor, mimo y cuidado, de madre de adolescentes a ti,
Paz