Situados en un enclave maravilloso, en pleno corazón del Montseny (Barcelona), hemos ido caminando poco a poco, con paso suave pero firme, la senda que a lo largo de todo el fin de semana nos ha permitido vivir nuestro propio invierno.
Empezamos a caminar (metafóricamente hablando) el viernes, realizando un recorrido por el simbolismo relacionado con el invierno: el frío exterior, la oscuridad, la noche, el final del día cuando ya todo está hecho y sólo queda contemplar, la luna nueva, la muerte aparente, la vejez, el silencio, la quietud, el ir hacia dentro, la sabiduría de la experiencia, la espiritualidad. Es momento de quedarse desnudo, sin nada, de sentir el frío exterior… y buscar el calor interior. El invierno es también el momento en el que las semillas permanecen bajo tierra, esperando la llegada de la primavera para germinar.
Asociado al invierno, a la oscuridad, trabajamos con el arquetipo de la diosa Hécate, la diosa oscura que incluye los arquetipos de la diosa Deméter (la gran madre) y la diosa Perséfone (el arquetipo de la hija universal, representa la creatividad también). Hécate es la diosa de la sabiduría, de la vejez y también la diosa de las encrucijadas. Se la representa como tres mujeres juntas, una joven, una madre y una anciana, y permite ver el pasado del que venimos, el presente actual y el futuro.
Enlazando con la simbología del invierno y de Hécate, hemos ido tomando conciencia del camino recorrido (qué vivencias he tenido, qué experiencias he vivido, qué he aprendido en ellas acerca de lo que soy capaz de hacer, y de lo que no), del momento actual en el que estoy (qué retos me presenta la vida, en qué encrucijada me encuentro), para vislumbrar los posibles caminos, y plantar de este modo la semilla que quedará ahí, esperando oculta en la tierra, esperando a germinar en primavera.
A lo largo del taller, hemos salido al bosque en busca de ‘visión’ tanto en grupo como individualmente, hemos trabajado con el silencio, hemos caminado bajo la lluvia, bajo el granizo, bajo la nieve (¡la Naturaleza nos sorprendió con este maravilloso regalo en pleno taller!), hemos trabajado junto al fuego, hemos preparado la comida como parte del taller, y finalmente, el domingo finalizamos modelando en barro aquello que surgiese como conclusión de lo vivido durante el fin de semana.
Sólo puedo sentir gratitud por lo vivido.